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Kuchuhuasi se resiste al tiempo

Architect Mario Castillo describes the events in the seventeenth century that led to the construction of the church in Kuchuhuasi. Located in a remote town, the Capilla de La Virgen Concebida de Kuchuhuasi has retained its original features and still plays an active role in the lives of the adjacent communities, evident in several of the nearby houses which feature painted murals, inspired by the church, on the façades. Every four years the communities gather to replace the thatched roof as part of the traditional repaje ceremony.

The church in Kuchuhuasi is a unique expression of vernacular architecture in the Andes of southern Peru and is a recent addition to the Andean Baroque Route, a tourist route that includes churches in Cusco, Andahuaylillas, and Huaro. It has also recently been made more accessible due to the construction of the Trans-Amazonian Highway.

La ruta que lleva de Cusco a la región de los antis (“Andes” en Quechua), se inicia en un ascenso que busca cruzar una última muralla nevada, desde la cual empieza el descenso a la ceja de selva. El primer tramo atraviesa por un territorio de paisaje variado en pisos altitudinales, cada uno con geografía, flora y fauna diferentes. Hoy en día esta experiencia inolvidable, camino a Kuchuhuasi, se realiza en dos horas desde la ciudad de Cusco, gracias a la carretera inter-oceánica que une Perú y Brasil.
En algún momento del siglo XVII, en su afán de catequización y conquista, unos curas misioneros incursionaron hacia el ignoto sector del Antisuyo, territorio donde culminaba el antiguo imperio del Tawantinsuyo, al este de la ciudad de Cusco. En épocas prehispánicas fue importante, porque proveía coca, una parte de la parafernalia religiosa, camélidos y especialmente, oro. En su recorrido, los doctrineros iban fundando iglesias y congregando a los naturales que vivían dispersos, con el fin de catequizarlos.

Kuchuhuasi, es un asentamiento disperso, sus habitantes comparten el pastoreo y la agricultura desde tiempos ancestrales, al igual que sus vecinos, Lawa-Lawa, Jullicunca, Huala-Huala, Pampamarca y Pacocruz, entre otros, los cuales están ordenados en el espacio formando dualidades, como lo hacían sus antepasados en tiempos prehispánicos. Todos comparten sus tradiciones y particularidades, dando riqueza al variopinto paisaje.

Impresiona observar que la iglesia de Kuchuhuasi, construida en el siglo XVII por los habitantes del lugar, pueda haber sido capaz de interpretar a sus antecesoras de este tipo de arquitectura, desconocida para sus hacedores, manteniendo el programa completo de los templos de su época, nave única, techo de par y nudillo, torre campanario exenta, capilla abierta y atrio, adecuando en el lugar este muy bien presentado y gracioso edificio construido con los materiales del lugar, en un emplazamiento que domina las visuales y realza su muy pequeña escala.

Lo interesante es que las funciones del recinto no han cambiado con los siglos, gracias a lo cual ha llegado a nosotros intacta. Cada cuatro años la comunidad participa en la renovación de sus cubiertas de paja, mediante una actividad festiva. Dos bardas hacen de cercos de otros dos atrios, que sirven desde los primeros tiempos de cementerio, tal como funcionaban similares espacios de los templos en las ciudades mayores, pero que en Kuchuhuasi es una práctica continua, manteniendo la jerarquía social de sus ocupantes.

Resulta admirable que las viviendas de los pobladores estén decoradas con pinturas murales, hechas con contay (arcillas de colores naturales). Esta práctica seguramente se mantuvo desde los momentos en que se edificó la capilla. Los motivos de estas pinturas van cambiando con los tiempos, estando vigente el espíritu que animó a la población en su momento, de habitar espacios decorados.
A pesar que la globalidad alcanzó todos los rincones del planeta, la localidad de Kuchuhuasi desenvuelve su cotidianeidad manteniendo su cultura vernácula. Su capilla, representa sus orígenes y constituye su referente, haciendo que esta comunidad viva con orgullo sus particularidades que le dan identidad. Los jesuitas de la Compañía de Jesús que administran varias parroquias de esta ruta, han puesto empeño para poner en valor el patrimonio material e inmaterial, bajo un programa que se denomina “La Ruta del Barroco Andino”, que actualmente incluye las cuatro iglesias: en Cusco, Andahuaylillas y Huaro. La capilla de Kuchuhuasi formaría parte de la Ruta del Barroco Andino, incluyendo las iglesias de Ccatcca, Ocongate y Marcapata, esta última ubicada en la entrada de la selva peruana.